Empezó un viernes haciéndole eco al despertador, con opciones tentadoras como la de dormir hasta el mediodía y abandonando el ultimo día de cursada. Gracias a la culpa, tome vuelo y me despegué de la cama. Claro que ni viajando en el estribo del tren, ni las pocas ganas que tenía de relatar un cuentito de ratones altos y bajos hicieron que el mal humor salga a flote.
Todo el día tenía una buena razón para reírme constantemente. Con esa bronca acumulada a la falta de respuestas, pero ya estaba todo pisoteado, ya no me importaba más ni su silencio ni sus palabras de mentira. Que me importa HOY ME VOY A VER AL FLACO!, con una siesta reparadora de ideas y cabeza, con mensajes por msn cada 2 horas, discusión y más bronca, nada, nada me opaca, me baño, y a Vélez. Mucha gente, toda esa gente que quería ver, encuentros y desencuentros, mensajes de aliento y el corazón que no paraba ni un segundo de correr, las lágrimas estaban todas escondidas, se anunciaban pero no confiaba en ellas. Una larga fila legal, hacía años que no me iba para atrás de todo y esta vez se lo merecía, tan solo por el respeto que ese momento tenía. De a pasitos al estadio, se apagan las luces y con un pancho y una Coca arranco el flaco a hablar nomás, esa voz tan llena que tanto me da, empezó con los lamentos de quienes no pudieron asistir a su show, no importó porque ya al presentar la banda cargada que tenía y los próximos invitados que empezaron a salir de debajo de la alfombra, nada sobró. Una rotación constante de músicos, con amores elementales como Fito, Cerati, Charly y un cierre con Mollo. Aquellas visitas esperadas como Black Amaya, David Lebón, Emilio del Güercio, Edelmiro Molinari, etc etc y miles de etc’s. Un ciempiés de talentos y canciones que me recorrieron las venas constantemente, encuentros con mi compañero de vida, que fue esencial para ver la salida de Fito, con quién compartí mi primer show en River en 1995. Viendo como pasaban las horas y nada anunciaba el final, pasando por Spinetta Jade, Invisible, Pescado Rabioso y Almendra. Yo no dejaba de esperar mi himno (que hoy lo sigo esperando), pero me dio otros como Credulidad, lo cual trasladó todo mi universo a vos, los recuerdos me hicieron saltar los charcos y volver a sonreír, como te extraño!.
De fondo aparecía unas imágenes brillantes, algunas en 3D y un recorrido de colores y movimientos perfectos para amoldar. Estrellas, cielos, aves, imágenes, pelos largos y caras familiares..
Y el momento justo… Papá se mandó y entró nomás, ya eran las 2 de la mañana, se dio el encuentro y el flaco empezó con los acordes perfectos…Seguir viviendo sin tu amor, otra vez noté esa felicidad reflejada en la sonrisa de mi pa.!, alzando sus manos y cerrando los ojos con sentir…llevame a otro sentir.
Después de casi 5 horas y media, anuncia su final con todas las maravillas sobre el escenario, los aplausos no paraban de sonar y de apoco empezamos a abandonar el lugar. Los compromisos seguían en pié, “Chicho llevame a Chacarita”, pero en el camino me cambiaron los planes, “Chicho No!!, llevame a Caballito”. Los nervios seguían en pié ya que tenía que enfrentar la otra parte de la noche, podía verse desde un problema, hasta una solución. Llegaste y me abrazaste, sin miradas a lo alto, te extrañaba si!, entre risas y broncas…Si que lo sos, si que lo soy, pero volvamos a las rutas del tentempié… desde allí, todo se tocó con la varita mágica y los momentos se tiñeron de verde, con tus miradas y tus chistes, tus recuerdos y tus canciones, las palomitas y un regalito sobre el escritorio.
No tendría que pensarlo pero que bien me hace a veces!, que feliz compartir con mi alma el show de Spinetta, recorriendo las canciones que me dieron gloria en momentos de mi vida y acordándome de mi papá cuando me cantaba por lo bajo. Un poco de nafta para terminar para arriba este año que tantas idas y vueltas me dio. Gracias, la felicidad y la paz viene conmigo y si que son eternas esas bandas eh!
Hermoso, leerlo fue como estar ahi!
ResponderEliminarCuantas intrigas despierta este relato.